Hola Querida:
Hoy quiero hablarte de algo que me ha costado años entender: hay tiempos que no se miden con reloj.
A veces, sembramos con tanto amor, con tanta ilusión… y esperamos ver los frutos enseguida. Sin entender que algunas semillas necesitan tiempo, oscuridad, agua constante… y mucha fe.
Hace un tiempo soñaba con tener productos en librerías, pero no me atrevía ni siquiera ir a ofrecer los productos, pero busque ayuda y logre desbloquear ese temor.
Te cuento esto porque ayer facturé por primera vez con la primera librería que creyó en Amalai.
¿Es una gran cifra? No. Pero para mí… vale muchísimo más que eso. Porque representa algo que va más allá del dinero: es el reflejo de un proceso que me ha tomado años.
Amalai tiene 7 años. Siete años de siembra. De mil ferias en las que he estado, de pruebas y errores, de momentos en que quise tirar la toalla, de miedos que me susurraban que no era suficiente, que tal vez esto no iba a funcionar, sin contar todas las veces que la vida se puso difícil.
Pero seguí.
Y no porque siempre estuviera motivada, sino porque algo en mí se negaba a dejar morir este sueño.
Y hoy, después de todo ese recorrido, siento que poco a poco esas semillas están floreciendo.
No todas de golpe. No con aplausos ni grandes luces. Pero una floreció. Y lo hizo en forma de confianza, de reconocimiento, de alguien que dijo: sí, quiero tener a Amalai en mi espacio.
Y ahí entendí:
A veces la vida no te está diciendo “NO”. Solo te está diciendo: “TODAVÍA NO.”
Vivimos tan apuradas por llegar, por lograr objetivos, por mostrar resultados "de éxito", que a veces olvidamos lo importante que es también EL RECORRIDO, que las cosas más valiosas de la vida necesitan madurar con tiempo.
- Entonces hoy, desde esta emoción, quiero decirte algo que me hubiese gustado escuchar en más de una ocasión:
- Confía en tu proceso.
- Respeta tus ritmos.
- Sigue regando tus sueños, aunque parezca que nada está pasando.
Porque algo SIEMPRE está pasando. Aunque no lo veas aún (esto aplica a TODO)
Gracias por estar aquí, por acompañarme en este viaje.
Amalai florece contigo también.
Y cuando algo florece… se nota, se siente y se celebra.
Con todo mi cariño,
Marce